No hay nada que hacer: definitivamente el mundo de los recuerdos tiene vida propia. Van por libres! Aparecen cómo y cuándo quieren. Algunos se van fijando poco a poco... como quien no quiere la cosa. Y cuando te quieres dar cuenta: ahí los tienes dispuestos a quedarse. Otros van perdiendo fuerza y se diluyen. Cuando te quieres dar cuenta están ya lejos. Unos y otros, tan discretos... Estos días (post-visita-doble a España) no dejo de darle vueltas a esto.
Me he quedado llena de sensaciones, que en cuestión de cuatro segundos logran trasladarme en el tiempo. En concreto a la época de vacaciones, y a nuestros momentos en familia. Que curiosamente son las asociaciones más rápidas que surgen en mí cuando pienso en España. Como si no hubiera habido más que verano y ocio en nuestra vida de antes. Confirmado: los recuerdos van por libres :)